“directo al grano”
Anónimo
Me puse a buscar definiciones de
La Comunicación Directa en la World Wide
Web antes de enfrentarme a escribir este ensayo con la idea de afianzar
bien el significado y no quedarme solamente con lo que me entregó el video, pero después de leer la primera definición me dije: de estas definiciones me
voy a encontrar tantas y tan distintas como autores y blogueros hay
en internet, así que decidí quedarme con las imágenes y por ahí derecho
reforzar el dicho que dice (porque si no dijera no sería un dicho) una imagen
vale más que mil palabras. Ahora imagínese como cien imágenes por segundo
durante cuatro minutos, valdrían más de dos millones cuatrocientas mil palabras
más o menos, y pues que mejor que este mundo de palabras para empotrar mi ensayo. Entonces para no perder más tiempo y batería empecé a escribir
así de una lo que me saliera de La Comunicación Directa teniendo en cuenta únicamente
lo que recordaba del video y lo que trabajé la clase pasada durante el ejercicio
de improvisación, que en otras disfruté mucho a pesar de que no lo hice tan
bien como creí que lo iba a hacer, es que me dispersé en medio de la
improvisación y se me olvidó como era que iba a cerrar y nunca cerré, es más,
me interrumpieron diciendo que listo que muchas gracias que el tiempo ya se me había
acabado y con él mi ejercicio de improvisación, pero apenas me relajé y me
dispuse a sentarme el profe volvió y me dijo que siguiera hablando otro
poquito; que quiebre de cintura, me dejó tirado ahí en el campo de clase, al frente de todos, yo no sabía si cambiar de tema y contarles de la vez que
mi abuela cascó a un ladrón con la cartera o si ponerme a hablar más de La
Comunicación Directa, a propósito de la cual debo escribir en este ensayo y
hasta ahora no he dicho mucho que digamos, así la haya mencionado tres veces
ya.
Definitivamente hay cosas que
son mejor decirse de frente, mirándose a los ojos para darse cuenta de todas
esas respuestas tan genuinas que dan los gestos y las reacciones del cuerpo,
del cual no somos tan conscientes cuando estamos hablando con alguien o
haciendo algún trabajito para ganarnos unos pesitos extra. Y eso es lo bonito
del cuerpo, que habla con una transparencia que da miedo, uno sin decir una
palabra y el cuerpo ya saludó se presentó dijo que le gustaba y que no. En La
Comunicación Directa cada palabra, o cada frase para no ser tan exagerados, va
cargada de un sentimiento y emoción, sobre todo para un perceptor así bien
meticuloso como el profe. No se me ocurre una manera más directa y certera de comunicarse
con una persona que frente a frente, compartiendo el mismo espacio y tiempo; por ejemplo con el mismo frío si se estuviera uno comunicando con alguien en
Santa Elena a eso de las once de la noche y sin ningún ron que calentara cuerpo
y alma y enloqueciera la mente, por lo menos un poco. Una comunicación efectiva
depende totalmente de la verdad, por eso comunicación y verdad se escriben
ambas con “a” y por eso el cuerpo presente en La Comunicación Directa tiene un
rol tan importante; las palabras solas, sin el cuerpo, disfrazan y esconden más fácil la verdad. El cuerpo mejor dicho si va directo al grano, por lo menos para un buen lector. Este, el cuerpo, mete las patas o las saca,
dependiendo si uno ve el vaso medio lleno o medio vacío y dependiendo
obviamente de la intensión de las palabras. Si la intención es enredar
al otro con cuentos chinos sin siquiera hablar mandarín es ahí donde el cuerpo
las mete, pero cuando la intención es hablar la verdad entonces ahí es cuando
el cuerpo las saca y en cambio mete es el corazón.
Es claro que no todo hay que
decirlo desde el corazón ¿o no? ¿o si? Bueno, por lo menos es claro que hay
mensajes que no necesitan estar cargados de tanto sentimiento y emoción y pues
ahí la mejor opción sería nuestro mejor amigo gringo el whatsapp o el viejo correo electrónico que vendría siendo como el
bisabuelo del whatsapp. Por ejemplo para decirle al jefe que buenos días, que
anexo el informe solicitado para el día de hoy, atentamente, Juanita; o para
preguntarle a la mujer que si llevo cuatro aguacates y limones o que si mejor llevo el guacamole ya listo que viene en una bolsita como la de la mayonesa pero
transparente; ni riesgos de trasladarse desde el mercado hasta la casa solo
para mirar a la esposa a los ojos, cuerpo a cuerpo, y preguntarle semejante burrada, pues obvio
que el aguacate y los limones! y que no se le vaya a quedar el cilantro ni la
cebolla de rama porque ahí si sería mejor servir esos nachos con salsa de tomate. Hay momentos en que es mejor, me atrevería a decir que necesaria, la comunicación directa y hay otros en que es una ventaja utilizar estas herramientas prácticas desde la distancia.
Como decía un filosofo amigo de
un amigo mío en Envigado: mucho de cualquier cosa es malo, ya sea mucho
guacamole o mucho mensaje de texto o mucho frente a frente para decir
cualquier cosa, hay que ser sabio y saber cuando, como y cuantas veces usar las diferentes caras de la comunicación. Que
quede cara, digo sello, digo claro, aquí solo estipulo que hay que ser sabio más no estoy diciendo como
serlo, eso sería otro ensayo o este mismo pero más largo y para este ejercicio
el profe fue muy claro y dijo que el ensayo debía ser de más de una hoja pero sin irse a pasar de las dos, y
en este ejercicio no pienso repetir el mismo error de la improvisación y
pasarme del límite, por más bueno que este pasando aquí echando carreta.
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